Siempre es muy bueno recordar pero es muy difícil construir…ahora plasmamos en un papel recuerdos de nuestros mayores. Escuchando la armonía en la voz que caracteriza a nuestra narradora doña Amparo Gómez. En donde se hace un rescate de las tradiciones propias del municipio, en donde se relacionan especialmente los juegos lúdicos, de calle y unas actividades que hacían del compartir con otros fuera grandioso de manera muy sana; como era en ese tiempo la vara de premios en la que escalaban y escalaban hasta llegar a su objetivo dinero y comestibles que estaban en lo alto; juegos como el trompo, el Valero, caballitos de madera, esconde correas, boditas que actualmente se conservan. ¡Eso era maravilloso! y ni qué decir de aquellos paseos de olla y donde nos íbamos especialmente a la vega (chocho), el zacatín, donde las aguas eran muy agradables y limpias, además de ser un lugares muy bonitos y tranquilos.
Existían las famosas colonias una localizada en la calle arriba la cual alojaba a los hombres. Y otra colonia para las mujeres era hermosa, limpia y organizada era reconocida en toda la región como la más ejemplar. De la normal de señoritas salieron un gran número de maestras que ahora tenemos y otras que lamentablemente ya no están en nuestro municipio por muchas cosas que ocurrieron tanto en el municipio como en sus vidas personales y familiares.
Carolina era un pueblo muy próspero, pero empezó a decaer con la pérdida de fuentes de empleo y su feria que era reconocida por su importancia. Era un pueblo bondadoso, la gente ofrecía posada con la confianza que los caracterizaba y esa añoranza que sobresalía.
El hombre es un mago de la historia, es un hacedor de proyectos; recordar es vivir, es volver la mirada sobre los acontecimientos que un día lejano marcó la vida de los habitantes de una comunidad, en este caso la historia de Carolina del Príncipe, conocida como la tierra de la añoranza. Carolina se alza en esta historia sobre la alegría y los recuerdos saludables de aquella época sobre la bondad, la solidaridad y la confianza. Es una luz de esperanza para ver otro horizonte sobre las bases de un pueblo.
Marcó mi vida de tantas maneras increíbles y asombrosas que toda mi existencia las tendré en mente como la guía de mis caminos, pues están en mi corazón. En la actualidad mucho ha cambiado de lo que un día fue, ahora no se ve tantas e increíbles costumbres y cultura.
Narró: Amparo Gómez
Recolectó: Isabela y Sara
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