Nadie puede juzgar. Cada uno sabe la dimensión del propio sufrimiento o la ausencia total de sentido de su vida.
El presente trabajo es un relato de los sucesos de mi vida, importantes o no, que describen las cosas vividas por mi persona. Incluyen una explicación en muchas ocasiones para que aquel que me escuche pueda comprender y entender por qué surgieron ciertas ideas y sucedieron algunas cosas en mi vida; nos dice nuestro narrador. Es importante saber o conocer los sucesos en la vida de las personas, para que podamos ser capaces de entender el por qué de muchas de sus actitudes o formas de pensar. No podemos juzgar a las personas a simple vista, siempre debemos de saber algo de ellas antes de crear una idea, o como muchas veces lo hacemos, un prospecto para saber cómo actuar con respecto a ellas. Pues cada persona y cabeza es un mundo, no podemos generalizar sin antes saber quienes en son en lo profundo.
Cada ser humano es único, con sus propias cualidades, defectos, instintos, formas de placer, formas de ser feliz y en su búsqueda de aventura. Pero la sociedad termina imponiendo una manera colectiva de actuar y la gente no se detiene a preguntarse por qué hay que comportarse así; lo aceptan y ya. Tomamos uno de dos caminos diferentes: hacemos de nuestras vidas lo que las personas a nuestro alrededor planean que hagamos; o nos tratamos de rebelar contra eso y crear nuestra propia vida para ser felices; porque nuestro camino es para amar, aceptar, perdonar y tratar de descubrir la mejor salida a los conflictos sin dañar a nadie. Yo he tomado el primer camino y sea o no el correcto, es algo que quien me escucha, podrá decidir o juzgar (como incorrectamente hacemos) al terminar esta historia, descubriendo las razones por las cuales he decidido los caminos que he tomado a lo largo de mi vida. He recurrido a mis recuerdos más lejanos, profundos e importantes para mi vida, porque deseo que descubran al verdadero YO. Lo que soy, no lo que han hecho de mí, nos cuenta nuestro narrador.
Martín es un adulto de nuestro municipio de Carolina, Nació el 2 de junio del 1963, él tiene mucho conocimiento de la historia de nuestro municipio, era uno de esos estudiantes buenos pero que le ganaban las ganas de hacer cosas que no se deben hacer en clase; creció con personas que ahora son figuras públicas en nuestro municipio a diferencia de él, que por no estudiar es un jornalero según afirma, pues dice: que la culpa era de su abuela, porque ella le cumplía muchos caprichos irracionales y locos de la niñez y la juventud; él se crió muy humildemente en casas que se encontraban en muy mal estado, usando zapatos de plástico que le causaban muy mal olor (pecueca), pero aún así tuvo una infancia feliz.
En su infancia, fue muy travieso con un compañero llamado José, ellos se les llevaban las mulas a los campesinos y también les robaban las mandarinas, por lo que recibieron severos castigos de sus padres. A Martín, por el año 2000 logró después de mucho esfuerzo empezar a trabajar en un kiosco de lata en el parque de Carolina, en el que le tocó una toma guerrillera que hubo acá en el municipio, la cual le marcó su vida al ver morir algunas personas en medio de durante ese enfrentamiento, donde también murió la esperanza de progresar cuando le tumbaron su kiosco donde vendía licor. Él narra como el pueblo cambió mucho después de ese suceso, y más aún, al no ser la única experiencia en que se confrontaron en el pueblo los grupos armados; y es enfático al decir que a él la vida en su interior cambió por completo, después de aquellas pérdidas de amigos y materiales cayó en el licor, como refugio y consuelo, habiendo intentado innumerables veces dejarlo pero sin encontrar ningún éxito en ello.
Él quiere ponerse de ejemplo, para que los jóvenes de hoy se motiven a estudiar, afirma; que él no es un gran modelo de metas y logros alcanzados en su vida, convirtiéndose en el ejemplo a no seguir; por eso, quiere llevar una enseñanza de cómo a él le toca acomodarse con lo poco que tiene, pues debe estar atenido a lo que impongan los demás en su vida, dado que al no haber estudiado tiene poco que aportar para la sociedad de nuevo o diferente.
Mientras caía la noche Martín nos narró un par de anécdotas, que quiso añadir a esta historia, ya que fueron importantes para él…
Su amigo José tenía fama de brujo, la policía lo perseguía por ladrón y peleador gracias a eso tuvo que desaparecer del pueblo e irse a vivir con su hermana a una granja retirada del municipio de Carolina. Un día, los policías estaban dando vuelta por la vereda y vieron a José entrar a la casa, como era una persona muy buscada no dudaron ni un minuto en ir allí por él, cuando llegaron a la casa encontraron a su hermana que estaba pilando el maíz y un pollo comiendo del maíz que caía al piso; esa historia se repitió varias veces, solo que a los policías ya les parecía sospechoso que siempre que fueran hubiera un pollo por la casa y a él no lo encontraban; en el pueblo ya se estaba hablando de que habían visto a José, y como algunas personas que lo conocían afirmaban que él, era un brujo; con esta información los policías volvieron a la finca a develar el misterio, cunado llegaron y vieron la misma escena, pensaron que José se transformaba para ocultarse de ellos, por lo que acordaron coger el pollo para capturar a José o que serviría por lo menos como carne para el almuerzo. Al llegar al comando con el costal en el que traían el pollo, cuando lo colocaron en el piso tapado por un momento, lo abrieron y era José intentando estirarse.
Como el estudio hace ya varios años era tan diferente en cuanto a la cultura, Martín tuvo una experiencia que nos cuenta como un ejemplo, nos invita a siempre agradecer todo lo que llega a nosotros
En el grado tercero de primaria, Martín ingresó al restaurante escolar y como era la primera vez él se sentó muy normal en el comedor, pasaban los minutos y sus compañeros ya enterados de las normas del restaurante no empezaban a comer, él desesperado por la situación hizo lo que uno ahora normalmente hace cuando va a un restaurante, come cuando se han servido los alimentos, cuando terminó, le dijeron que no podía seguir asistiendo, ya que antes de comer se le agradece a Dios por todo lo que pone en la mesa.
Ahora, después de tantas experiencias vividas Martín continúa trabajando como jornalero y en lo que le resulte por días, vive en un barrio humilde de este municipio llamado La Conchita, donde ahora tiene una buena casa, aun queriendo volver a aquel tiempo y haber estudiado y tal vez estar viviendo mejor; pero aun así, está agradecido por lo que tiene, pues nos dice con una alegría que parece venir de su corazón, que vive ahora mucho mejor sin muchas de las dificultades en que vivía antes.
Narró: Martín.
Integrantes: Simona, Jimena y Stefanía
No hay comentarios.:
Publicar un comentario