EL PADRE TAMAYO, UNA VÍCTIMA DE FINGO Y CATENGO



El señor LUIS IGNACIO empezó narrando la historia de dos muchachos muy avispados que se caracterizaban por unos robos muy insignificantes que causaban muchísima gracia
Fingo y Catengo fueron personas que vivieron toda su vida en Carolina del príncipe. Los dos muchachos   como eran tan flojos y perezosos no les gustaba trabajar lo que los llevaba a cometer unos robos para conseguir lo que necesitaban.

Fingo y Catengo robaban las gallinas para hacer sancochos en las calles, eran aquellos que le vendían las gallinas y leñas al cura, ellos eran muy reconocidos en el pueblo por sus robos insignificantes y graciosos 

Un día viernes Fingo se encontró con el padre Tamayo que le pidió el favor de que le llevará 50 estacones para la casa cural; entonces Fingo le dijo al padre Tamayo que eran dos centavos por estacón y que para el lunes estaban ya los estacones,  en transcurso del fin de semana se encontró con su amigo Catengo que también era muy vivo y le gustaba la plata fácil entonces Fingo le dice oye Catengo, hagamos una cosa con el padre y le llevamos los estacones, para ello compramos solo dos estacones, a lo que  Fingo le dice a Catengo que se hiciera en la parte de atrás de la parroquia, pues en ese tiempo la parroquia tenía una puerta en la parte posterior donde se encontraba el  solar y en éste un muro que daba con la calle y servía como mirador.

Aprovechado las circustancias Fingo le dice al padre Tamayo, ¡Padre vea los primeros 2 estacones! a lo que el padre Tamayo le dice; si llévemelos al solar hay al lado de la pesebrera  entonces Fingo entró por el zaguán de adelante y le tocó dos veces a Catengo y le dice que ya va a salir y Catengo le dice: tiremos con mañita los estacones para que el padre no se vaya a dar cuenta, de salida y habiendo empezado la ejecución de aquel plan Fingo le dice al padre. ¡Padre ya le puse los dos estacones voy por los otros dos, cuente usted que yo soy muy malo para contar!  y repitió en el solar de la casa cural el mismo proceso hasta completar supuestamente los cincuenta estacones solicitados, Fingo algo presuroso le dice ¡padre la plata que me voy a trabajar! y el padre le da el dinero convenido. 

Cuando sale Catengo diciéndole a Fingo, que vamos a hacer, mire que el padre se da cuenta y hasta nos descomulga; a lo que Fingo le dice, pues vámonos de aquí, Catengo le propone a  Fingo vámonos para Yarumal; aunque Catengo pensándolo un poco le replica a Fingo, que se fuera él por qué el padre solo lo había contratado a él, y el padre no sabía de la participación de Catengo pasando los estacones por la parte posterior parroquia,  entonces Fingo todo asustado se va para Yarumal. 

Después de acomodarse y conocer el lugar, pasado ocho días Fingo le manda a Catengo un telegrama, en ese tiempo se usaba era el telégrafo comunicarse de lejos, con ese aparato se debía hablar muy poco Fingo le manda decir:
“Fingo Yarumal. Noches oscuras. Gallineros bajos. Policias tontos. Gallinas  negras muchas saraviadas pocas. Esperarte vengas ligero.”  Con eso quería decir que se fuera para Yarumal a robar gallinas, porque los policías eran muy y las noches eran muy oscuras, y habían muchos policías que no trasnochaban, pero esto duró poco en las tierras de Yarumal pues los descubrieron y a lo que se vieron obligados a devolverse para Carolina.

Ya en Carolina Fingo, cuando lo vió el padre Tamayo lo llamó y le dijo, muy arrepentido porque me cobraste 50 estacones y solo me llevaste dos estacones;  a lo que Fingo replica, ¡no padre eso fue Catengo!. Fingo cómo era tan descarado metió a Catengo  para quedar limpio.

EN FIN POR CUALQUIER ROBO LOS PERDONABAN POR SER TAN INSIGNIFICANTE

Fingo al igual que Catengo eran dos personas súper perezosas, ellos no trabajaban ni nada por el estilo, ellos solo se dedicaban a robar cosas insignificantes para poder comprar lo que necesitaban para salir adelante, Fingo siempre había sido una persona muy terca y nunca aceptaba los consejos que Catengo le daba. Catengo era una persona buena pero ya luego no encontraba nada que hacer y se dejó enredar por Fingo y los dos se volvieron personas muy vivas.

ENSEÑANZA 
Que no debemos dejarnos llevar por la pereza, por caminos malos que nunca nos van a llevar a nada bueno, que siempre tenemos que hacer las cosas por el derecho nunca hacer trampas porque primero cae un mentiroso que un cojo. Hablar siempre con la verdad, pues uno debe siempre pensar en los demás no en uno solo, si no en que si hacemos algo mal también podemos afectar a las  personas que están cerca.

Se debe estudiar, pues desde pequeño se debe esforzar para cumplir los sueños y las metas. Trabajar para uno comprarse lo que necesita, para darse gusto a ti y a tu familia. Hacerles caso a los papás desde pequeños para luego no tener que lamentarse.

Narró:  Maria Elena Días

Recolectó: Fernanda y Diana

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