“CACHOGITA”



Hace 97  años, nació  en Carolina del Príncipe  la señora Arsenia Gómez  apodada cariñosamente por su familia y conocidos como “Nena”, es ella quien hoy nos relata la historia de  “cachoga”, también oriundo de nuestro municipio y residente de la vereda la Vega.

“A la edad de 7 años mis padres me matricularon en la escuela del pueblo el cual funcionaba en la que hoy se conoce como la Casa de la Cultura cuyo nombre conocido era “Normal Departamental la Inmaculada”.  Todos los días al desplazarnos de la vereda mis compañeros y yo nos encontrábamos en el camino a “cachogita” con tres perros flacos y una yegua muy flaca de nombre  cachumba, después de saludarlo le preguntaba “cachogita” ¿usted que está haciendo ahí? Y su respuesta siempre la misma “aquí hijita dejando que la yegua coma pasto”, también le preguntaba a “cachogita” ¿y usted no sabe cantar? Y me respondía “no hijita; le aprendí a mi padre trovador alguna que otra trova”, dígame una trova “cachogita” le pedía yo, y  así entonaba su trova “yo soy Ángel María Duque el marido de doña Josefa tiene los ojos zarcos y churrusca la cabeza” inquieta y testaruda y con  la inocencia que se tenía a esa edad,  le preguntaba “cachogita” ¿usted no tiene novia?, y el con una sonrisa de pena respondió: Yo si tengo una novia y es muy linda,  con unos labios de coral y unos ojitos muy lindos, muy lindos, y entonces  trovava “yo no voy a santa rosa porque la negra cachumba tiene unos ojos negros que me llevan a la tumba, que me llevan a la tumba”.

 Mi hermana Elvira nos gritaba  se van a quedar escuchándole los cuentos a ese señor, caminen vámonos para que no nos castiguen pues ya saben que a mi papá y mi mamá nos les gusta que hablemos en ese señor.

Cierto día en la escuela la directora de nombre Juana del Carmelo, me llamó a la dirección, sentí  mucho miedo, la maestra Alicia Jaramillo me llevó, ese miedo que sentí me llevó a pensar que sería castigada, al llegar ante la directora ella me dijo que ya le había informado a mi papá que me estaba entreteniendo “cachoga”. Para vengarme de la profesora Alicia que fue quien contó todo a la directora y a mi papá, apoyada por una compañera conseguimos cebolleta para echarle a la regla con la que a menudo nos castigaban, dicho castigo consistía en poner la palma de la mano para recibir el palmetazo o el reglazo, solo bastaba con impregnar la regla o palmeto con ella, así cuando la maestra golpeara el escritorio se rompía, y sin pena y sin miedo al castigo le decía: “se le quebró por castigo de mi Dios”, pues estos reglazos o palmetazos ocasionaban mucho dolor.

Gracias a la queja puesta a mi papá, él amenazó a “cachogita” le advirtió que si seguía conversando con nosotras le daría una planera.

Aun con la amenazas de mi papá en cierta ocasión fuimos a llevarle un poco de comida  a “cachoguita”, él lo agradeció pero nos pidió con apuro que siguiéramos el camino, confundidas le preguntamos: ¿por qué nos echas cachoguita? Y nos respondió con mucho miedo “su papá es muy bravo y es capaz de darme la planera que me prometió, si seguía charlando con ustedes, así que sigan, sigan sus camino hijitas”

Nota: los nombres de los personajes de la historia, fueron cambiados para proteger su    identidad y privacidad.

Narró: Arcenia Gómez Mira

Recolectó: Simón y Valentina.


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